Michael Gandolfini confiesa que lo “echaban” del set de Los Soprano varias veces durante su niñez
Michael Gandolfini, el hijo del icónico James Gandolfini, creció bajo la sombra de una de las series más exitosas de la televisión, Los Soprano. Aunque su padre interpretó al legendario Tony Soprano, Michael tuvo una infancia marcada por la protección y las decisiones de sus padres, quienes le mantuvieron alejado de los sets de grabación para evitar que se expusiera al ambiente adulto de la serie.
En una entrevista con The Wall Street Journal, Michael reveló que, aunque visitaba a su padre en el set, siempre estaba confinado a la caravana: "Tenía mi propio cajón de juguetes para entretenerme mientras mi padre trabajaba. Mis padres no querían que estuviera expuesto a la violencia y al lenguaje fuerte de la serie", dijo. Esta decisión, aunque comprensible, lo frustraba, ya que desde pequeño sintió fascinación por el mundo del cine y quería estar más involucrado.
La vida de Michael dio un giro cuando sus padres se divorciaron cuando él tenía apenas tres años. Este evento marcó su infancia: "Mi padre se mudó a un apartamento en Tribeca y, aunque seguía cerca, ya no lo veía tan a menudo", recordó. Aunque su madre, Marcy, se encargó de criarlo, Michael siempre mantuvo una conexión especial con su padre, incluso cuando este estaba ocupado con el rodaje de Los Soprano.
A pesar de la distancia física, Michael encontró formas de expresar su creatividad y mantener un vínculo con su padre. "Me encantaba escribir obras de teatro y luego representarlas para él cuando volvía a casa", compartió. Sin embargo, tras el final de la serie, Michael perdió interés en la actuación, al menos por un tiempo.
Fue en la Universidad de Nueva York donde decidió seguir los pasos de su padre y retomar la actuación. Su primer papel destacado fue en la película Oceans 8, pero el proyecto que realmente lo puso en el mapa fue la serie Santos criminales, una precuela de Los Soprano. Este papel no solo le permitió honrar el legado de su padre, sino también establecer su propia identidad como actor.
El mayor golpe en la vida de Michael llegó cuando tenía 13 años, con la muerte de su padre. Aunque James Gandolfini ya no está físicamente, Michael asegura que sigue siendo una figura presente en su vida: "Aún tengo una relación con mi padre. Hablo con él siempre que necesito orientación o estoy pasando por algo importante", confesó.
Michael Gandolfini ha logrado forjar su propio camino en el mundo del cine, pero siempre con el respeto y el amor hacia el legado que su padre dejó. Su historia es un testimonio de cómo el arte y la familia pueden entrelazarse de maneras profundas y significativas.

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