‘Mask Singer’ o la sensación de ver algo totalmente diferente: análisis de la segunda temporada del programa

La segunda temporada de ‘Mask Singer: adivina quién canta’ ha llegado a su fin tras nueve programas en los que hemos podido ver a estrellas internacionales como La Toya Jackson o Mel B, socialités como Isabel Preysler, deportistas de élite como José Manuel Calderón o Pepe Reina y una larga lista de un casting que prometía ser el mejor de la historia de la televisión y que, sin ninguna duda, ha quedado más que constatado que estaban en lo cierto.

Analizándolo desde una perspectiva más amplia, habiendo visto la temporada completa, el programa es más espectacular, más sorprendente y más internacional. Es show en estado puro. Televisión en estado puro.

El primer desenmascaramiento, al igual que en la primera edición, fue una declaración de intenciones de la nueva edición del formato. Sin ninguna duda, más que satisfactorio y sorprendente.

Por un lado, el programa mantiene la intriga como uno de sus principales ingredientes, haciendo partícipe al público del juego, quienes, al igual que la edición anterior, han compartido sus teorías y conjeturas a través de las redes sociales. Esto, que en un principio puede parecer algo menor, es fundamental para atraer a los espectadores, permitiéndoles jugar con los investigadores y las propias máscaras a conocer su identidad y que, por cierto, es un factor absolutamente diferenciador con respecto a otros formatos.

Por otro lado, Arturo Valls ha continuado como el perfecto maestro de ceremonias, jugando el papel que le corresponde en todo momento. Está permanentemente activo durante todo el programa, sumándose al juego y añadiendo un toque de humor idóneo y necesario al programa, aunque manteniéndose en un segundo plano, relegando el protagonismo a las máscaras.

Con respecto a los investigadores, la incorporación de Paz Vega era un buen aliciente que podía sumar bastante al programa. Los Javis se han mantenido en su línea y José Mota ha sabido subsanar algunos de los aspectos que no gustaban a parte de los espectadores a la hora de hacer sus predicciones en la pasada edición. Todos ellos han sabido sumergirse en la atmósfera del formato, lo que le aporta una sensación de rodaje que lo naturaliza absolutamente; sin embargo, cabe recalcar también que la compenetración en conjunto de los cuatro no ha sido, desde mi punto de vista, igual de notorio que en la primera edición, lo que provoca que hace que el programa pierda cierto ambiente.

Asimismo, no sé hasta que punto es buena la excesiva exageración de algunos de ellos ante los desenmascaramientos. Evidentemente, tiene que haberla, pero debe ser más natural para que el espectador pueda en un momento determinado sentirse igual en su casa.

Una de las mejores adaptaciones internacionales

Una de las claves del éxito del programa es la brillante idea del formato en sí. Su origen es Corea del Sur; sin embargo, aunque la base del programa parta de allí, fue Estados Unidos quien le dio un vuelco al formato, añadiéndole todos los elementos de los que se han nutrido otros países como España o Francia: máscaras espectaculares, diseño un ostentoso plató, etc…

Tras observar las distintas adaptaciones, se puede afirmar sin ninguna duda que Fremantle España ha conseguido producir una de las mejores versiones del formato, si no la mejor. Partiendo de la misma base que el resto de países, han sabido aportar una intriga y expectación mayor, junto con un sello propio que lo convierte en un modelo de cara al exterior y que ha sabido combinar el espíritu de los talents internacionales con una marca España que lo distinga. Además, se ha mejorado notablemente la escenografía con respecto a la pasada edición y el plató es más grande, aunque en ocasiones el reducido número de público provoca que pierda un poco de la espectacularidad buscada.

Se ha hecho un gran trabajo, pero todavía hay puntos que subsanar

Pese a todo lo bueno de esta edición, es cierto que hay ciertos errores que corregir.

Si de algo nos hemos percatado mucha de la audiencia, es que la productora ha tomado nota de todos los comentarios de la primera temporada y han eliminado prácticamente todos los fallos que tenía.

Pese a ello, y tal y como he dicho anteriormente, todavía sigue habiendo puntos, como la exageración excesiva de los investigadores, un cierto carácter repetitivo en la estructura del programa o las constantes pausas de publicidad, que, sin ninguna duda, han castigado al programa en lo que a audiencias se refiere.

Asimismo, el especial ‘Mask Singer: conoce a las mácaras’ sobraba totalmente. Se trata de un programa que ha buscado más desorientar la competencia que ayudar a los espectadores a conocer a las nuevas máscaras y presentar la nueva dinámica.

No se puede desconcertar al espectador de esta forma, alargando la espera de la llegada del formato y cambiando de planes a tan solo 48 horas de su emisión.

En definitiva, y pese a los pequeños detalles, ‘Mask Singer’ ha cumplido con creces las expectativas esperadas, con una producción impecable y un formato fantástico que consigue transmitir al espectador una sensación muy difícil de conseguir ante la amplísima oferta de hoy en día: la de ver algo totalmente diferente.