Crítica de ‘Joker: Folie à Deux’: un deslumbrante musical que no sigue los esquemas de las películas de superhéroes

El Festival de Venecia 2024 ha sido el escenario de la esperada presentación de Joker: Folie à Deux, la secuela de Joker (2019), dirigida por Todd Phillips y protagonizada por Joaquin Phoenix y Lady Gaga. Lejos de conformarse con repetir la fórmula que llevó a la primera película al éxito, Phillips se atreve a ir más allá, transformando el oscuro relato del villano en un musical que desconcertará y fascinará a partes iguales. Esta película no solo rompe las convenciones del cine de superhéroes, sino que redefine lo que podemos esperar de una secuela.

Joaquin Phoenix y Lady Gaga: una pareja que brilla en la gran pantalla

Joaquin Phoenix regresa como Arthur Fleck, ahora completamente transformado en el Joker. Sin embargo, esta vez no está solo en su descenso a la locura. Lady Gaga se une al elenco como Harley Quinn, aportando una energía vibrante y una voz poderosa que complementa perfectamente la intensidad de Phoenix. Juntos, se embarcan en una historia que, más allá de la violencia y la desesperación, encuentra momentos de belleza a través de la música.

El arte de cantar y bailar en medio del caos

Uno de los aspectos más sorprendentes de Joker: Folie à Deux es su naturaleza como musical. Phoenix, quien ya demostró su habilidad para transmitir emociones complejas en Joker, lleva su interpretación a un nuevo nivel, utilizando el canto como un vehículo para expresar la vulnerabilidad y la furia de su personaje. En un número especialmente memorable, Phoenix interpreta una versión desgarradora de For Once in My Life de Stevie Wonder, sin escenografía elaborada ni trucos de cámara. Es solo él, su voz, y la cámara, capturando la crudeza y la desesperanza de un hombre atrapado en un mundo que no comprende.

Lady Gaga, por su parte, no se queda atrás. Su interpretación de That’s Entertainment mientras se dirige a los tribunales resuena con una mezcla de desafío y tristeza, encapsulando la dualidad de su personaje: una mujer que encuentra en el caos su única forma de amor y expresión.

Un thriller psicológico que rompe expectativas

Joker: Folie à Deux no es solo un musical; es también un thriller psicológico que desafía las expectativas de quienes esperaban una simple continuación de Joker. La trama comienza donde la primera película terminó, con Arthur Fleck esperando juicio por sus crímenes. Sin embargo, la historia pronto se desvía hacia territorios inesperados, especialmente con la introducción del personaje de Harley Quinn.

La relación entre Arthur y Harley se convierte en el corazón de la película. Es un romance retorcido y destructivo, que se desarrolla en un mundo donde la realidad y la fantasía se entrelazan constantemente. Los números musicales sirven para ilustrar este vínculo, como cuando la pareja canta Bewitched (Bothered and Bewildered), una balada que captura a la perfección su relación de amor y destrucción mutua.

Phillips maneja con maestría la frontera entre la realidad y la fantasía, tomando inspiración de las obras del dramaturgo británico Dennis Potter, conocido por series como Pennies from Heaven y The Singing Detective. Como en estas series, los personajes de Joker: Folie à Deux expresan sus emociones más profundas a través de canciones, difuminando las líneas entre lo real y lo imaginado.

Una secuela que desafía las convenciones

Joker: Folie à Deux es una película que no teme desafiar las expectativas. Al combinar elementos de musical con un thriller psicológico y un comentario social mordaz, Todd Phillips ha creado una secuela que es tan provocadora como la original, pero con una profundidad emocional y artística aún mayor.

El logro más impresionante de la película es quizás su capacidad para humanizar al Joker. A través de la música y las relaciones, vemos a Arthur Fleck no solo como un villano, sino como un hombre herido y vulnerable, atrapado en un mundo que lo ha traicionado. Esta complejidad es lo que eleva a Joker: Folie à Deux por encima de muchas otras películas de superhéroes, convirtiéndola en una obra que resuena mucho después de que la música haya terminado.