Sarah Jessica Parker aborda cómo las críticas de Sexo en Nueva York la tomaron por sorpresa
La fama no siempre es sinónimo de felicidad, y Sarah Jessica Parker lo sabe mejor que nadie. La actriz, mundialmente reconocida por su icónico papel en *Sexo en Nueva York*, ha sido sometida a un escrutinio público implacable, especialmente cuando se trata de su apariencia física. En una reciente entrevista en el podcast *Call Her Daddy*, compartió sus reflexiones sobre cómo estas críticas afectaron su vida y su autopercepción.
Cuando la serie se estrenó en 1998, Parker no imaginaba que su imagen sería objeto de tantos comentarios hirientes. “No estaba preparada”, admitió. “Fue una verdadera prueba para mis mecanismos de afrontamiento”. Antes de *Sexo en Nueva York*, su vida pública estaba centrada en su trabajo, pero la fama trajo consigo un foco intenso en aspectos personales que nunca había considerado relevantes.
Lo que más le impactó fue la forma en que se expresaban esas críticas. “No sentía que fuera una conversación real”, explicó. “No era como si alguien me lo dijera a la cara y yo pudiera responder: ‘Vaya, eso es duro de escuchar. Pero, ¿por qué te sientes con la necesidad de decirlo?'”. Esta falta de diálogo fue lo que más le dolió, porque convirtió su apariencia en un tema de discusión pública sin espacio para la empatía o el respeto.
Parker se describe a sí misma como una persona segura, pero incluso ella reconoce que estas experiencias pusieron a prueba su confianza. “Creo que la confianza realmente se pone a prueba cuando estás expuesta, cuando te abren en canal”, compartió. “Estas experiencias nos hacen mejores, pero no todos somos buenos enfrentándolas desde el principio”.
Una de las preguntas que más le surgió fue si quienes la criticaban serían capaces de decirle esas cosas en persona. “No pude evitar preguntarme si esas personas serían capaces de decírmelo a la cara”, reflexionó. Esta pregunta resalta la falta de valentía detrás de muchas críticas anónimas, especialmente en plataformas como las redes sociales.
La experiencia de Parker no es única. Muchas figuras públicas enfrentan un escrutinio constante y comentarios dañinos sobre su apariencia. Su historia es un recordatorio de que, detrás de las celebridades, hay personas reales que luchan con los mismos desafíos emocionales que cualquiera. Al final, su mensaje es claro: la crítica gratuita y cobarde puede dejar cicatrices, pero también puede convertirse en una oportunidad para crecer y fortalecerse.
En un mundo donde la opinión pública puede ser tan cruel como anónima, la honestidad de Sarah Jessica Parker es un respiro de autenticidad. Su historia no solo resalta los desafíos de la fama, sino también la importancia de tratar a los demás con compasión, independientemente de su estatus público.

Periodista. Escribo sobre las novedades de las series y programas de televisión y plataformas de vídeo en streaming. He trabajado en distintas revistas y periódicos digitales de España.
