Stage Entertainment, la productora de ‘El Rey León’, en el punto de mira por las condiciones laborales de sus trabajadores

Madrid se ha convertido en una de las capitales del teatro musical a nivel mundial. Con decenas de producciones por temporada, la capital se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan disfrutar de este tipo de espectáculos. Sin embargo, la realidad detrás del telón a menudo permanece oculta a la vista del público.

Según ha podido conocer este medio, hay muchas quejas en la industria ante las condiciones laborales de quienes trabajan en los musicales de Stage Entertainment, productora de uno de los musicales de mayor éxito de todos los tiempos: ‘El Rey León’.

El sueldo mínimo, una norma cuestionable

Tal y como nos apuntes, hay un malestar interno de miembros del elenco y del equipo técnico de los musicales de la productora por las condiciones laborales. Entre otros aspectos, consideran que ningún miembro del elenco de grandes producciones debería cobrar el sueldo mínimo marcado por convenio. A primera vista, la afirmación parece obvia, pero la realidad es que muchos de los artistas y técnicos que trabajan bajo la tutela de esta productora apenas superan los ingresos mínimos establecidos por convenio.

Esta situación es especialmente grave si consideramos que la ciudad de Madrid es constantemente comparada con otras capitales del teatro musical, como Londres y Nueva York. Mientras que en estas grandes mecas teatrales los sueldos de los actores y técnicos suelen reflejar la magnitud de las producciones y el alto coste de vida, en Madrid, los salarios bajos y las condiciones laborales precarias parecen ser la norma, no la excepción.

Contratos temporales y la incertidumbre constante en Stage Entertainment

Además de los bajos salarios, muchos trabajadores denuncian la inestabilidad laboral como una constante en Stage Entertainment: “Nos dan de baja cada vez que nos vamos de vacaciones”. Esta práctica no solo pone en riesgo la seguridad laboral de los empleados, sino que también les priva de beneficios esenciales como el derecho a la prestación por desempleo o la acumulación de antigüedad en sus contratos.

En un sector donde los contratos temporales son comunes, el miedo a hablar abiertamente sobre estas injusticias está profundamente arraigado. Los actores y técnicos se enfrentan a una difícil elección: aceptar condiciones laborales desfavorables para mantener su empleo o arriesgarse a ser excluidos de futuras producciones por expresar su descontento.