Hollywood y su obsesión por las secuelas: ¿dónde ha quedado la originalidad en el cine?

En 2023, mientras Jurassic World Dominion enterraba (nuevamente) a los dinosaurios en su sexta aparición cinematográfica, Avatar: The Way of Water demostraba que una secuela podía romper récords de taquilla más de una década después del original. Estos éxitos, sin embargo, esconden una paradoja: en un industria nacida de la creatividad, priman las apuestas seguras. ¿Por qué Hollywood insiste en revivir lo conocido en lugar de arriesgarse con ideas nuevas? La respuesta no es artística, sino económica. Y el precio de este modelo podría ser la pérdida de la magia que hizo del cine un arte universal.

La máquina de repetir: El negocio detrás de las secuelas

No es un capricho: las secuelas dominan la taquilla porque venden. Según datos de Statista, en 2022, siete de las diez películas más taquilleras fueron secuelas, reinicios o adaptaciones de cómics. La razón es simple: el riesgo financiero es menor. Un estudio de Harvard Business Review reveló que las secuelas tienen un 50% más de probabilidades de ser rentables que las historias originales. Los estudios apuestan por marcas ya establecidas: Toy Story 5 no necesita explicar su trama en el tráiler; el público ya conoce a Woody y Buzz. Y con presupuestos que superan los 200 millones de dólares por película, los inversores prefieren dormir tranquilos.

Pero este círculo virtuoso tiene grietas. En 2019, Terminator: Dark Fate fracasó estrepitosamente a pesar de reunir a Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton. El motivo: el público estaba harto de ver la misma historia por quinta vez. Y es que, aunque las franquicias tienen audiencias cautivas (los fans de Marvel irán al cine sin importar las críticas), el exceso de repeticiones genera fatiga. Incluso los superhéroes no son inmunes: The Flash (2023) fue un fracaso histórico para DC, a pesar de contar con Batman y multiversos.

El costo invisible: Cómo las secuelas están matando la creatividad

El problema no son las secuelas en sí, sino la falta de equilibrio. En los años 80, solo el 20% de las películas eran secuelas; hoy superan el 60%, según el sitio The Numbers. Este desbalance tiene consecuencias:

Por un lado, el público joven exige innovación. Un informe de Parrot Analytics señala que el 68% de los Gen Z prefiere contenido original en plataformas como Netflix antes que “otra película de superhéroes”. Plataformas como A24, estudio detrás de éxitos como Everything Everywhere All At Once (2022), han capitalizado este deseo: su película, una mezcla alucinante de humor, drama familiar y universos paralelos, recaudó 140 millones de dólares y ganó siete Oscars.

Por otro lado, el talento se está yendo. Directores como Christopher Nolan o Denis Villeneuve han criticado abiertamente la obsesión de Hollywood con las franquicias. “Si el cine se convierte en fábricas de secuelas, perderá su alma”, advirtió Villeneuve en The Guardian. No es casualidad que muchos cineastas hayan migrado a plataformas de streaming: Martin Scorsese estrenó The Irishman con Netflix, y CODA, ganadora del Oscar a Mejor Película, fue producida por Apple TV+.

‘Joker: Folie à Deux’

Luces de esperanza: Cuando la originalidad triunfa (y vende)

Aunque parezca una batalla perdida, hay ejemplos recientes que demuestran que las historias nuevas pueden conquistar al público y a la taquilla. Parasite (2019), una ácida crítica social coreana, no solo ganó el Oscar a Mejor Película, sino que recaudó 258 millones en un mercado dominado por el inglés. Jordan Peele, con Nope (2022), mezcló terror, ovnis y reflexiones sobre racismo sin necesidad de una secuela. Y ni hablar de Barbie (2023), que convirtió un juguete en una sátira feminista con más capas que una cebolla.

Incluso las franquicias pueden renovarse si apuestan por ideas frescas. Spider-Man: Across the Spider-Verse (2023) reinventó el género de superhéroes con animación revolucionaria y un guion que exploró identidades multiculturales. La clave, como dijo su director Kemp Powers, fue “tratar al público como adultos inteligentes”.

El cine no puede vivir solo de nostalgia

Las secuelas seguirán existiendo, pero Hollywood debe recordar que su grandeza se construyó con innovación. Psicosis (1960) reinventó el terror sin efectos especiales; Tiburón (1975) creó el concepto de blockbuster con una historia original; Matrix (1999) cambió la ciencia ficción con ideas que nadie había visto.

Si hoy el cine parece estancado, la responsabilidad no es solo de los estudios, sino del público. Cada vez que elegimos ver Fast & Furious 10 en lugar de una película independiente, alimentamos el ciclo. La próxima vez que vayas al cine, piensa: ¿quieres ver lo mismo de siempre o algo que te haga sentir como la primera vez que viste E.T.?

Redactor de ActualTV especializado en televisión y redes sociales. Me gusta la comunicación, el mundo audiovisual y el marketing digital. He trabajado como responsable de prensa en diferentes empresas del mundo del entretenimiento y ahora vivo la profesión desde el otro lado.

José Luis Labreda

Redactor de ActualTV especializado en televisión y redes sociales. Me gusta la comunicación, el mundo audiovisual y el marketing digital. He trabajado como responsable de prensa en diferentes empresas del mundo del entretenimiento y ahora vivo la profesión desde el otro lado.