Guillermo del Toro rechaza la inteligencia artificial para su nueva película de Frankenstein y apuesta por los efectos especiales tradicionales

La pasión de Guillermo del Toro por la artesanía cinematográfica tiene sus raíces profundas en su infancia, cuando quedó cautivado por las producciones de terror clásicas de Universal, Hammer Films y Mario Bava. Aquellas películas le mostraron un mundo donde los monstruos tenían presencia física real, con peso, textura y volumen auténticos.

Un enfoque tradicional en tiempos digitales

Esta filosofía artística se mantiene intacta en su próximo proyecto ‘Frankenstein’, la nueva adaptación de la obra maestra de Mary Shelley. En una reciente conversación con Variety, del Toro ha reafirmado su compromiso con los métodos tradicionales de producción cinematográfica.

“Quiero escenarios reales. No quiero lo digital. No quiero IA. No quiero simulación. Quiero artesanía tradicional. Quiero gente pintando, construyendo, martillando, enyesando”, declaró el director mexicano, subrayando su rechazo a depender excesivamente de pantallas verdes y efectos digitales.

El rodaje se llevó a cabo en localizaciones auténticas de Toronto y Escocia, manteniendo esa conexión tangible con el mundo físico que caracteriza el trabajo del cineasta tapatío.

La transformación física de Jacob Elordi

Jacob Elordi, quien da vida al monstruo de Frankenstein, experimentó en carne propia este proceso artesanal. El actor describió la complejidad de su caracterización, que requirió más de 10 horas diarias de maquillaje antes de cada jornada de rodaje.

“El disfraz tiene muchísimas capas. Al nacer, no lleva casi nada puesto. Tiene el pecho abierto y la cabeza alta. Luego, cuando empieza a sentir dolor, como nos pasa a los adolescentes, empieza a encorvar los hombros. Y de adulto, se cierra en sí mismo”.

Esta evolución física del personaje refleja el meticuloso proceso artesanal que caracteriza el trabajo de del Toro, donde cada detalle prostético cuenta una historia.

Elordi también expresó su preocupación por el futuro de este tipo de producciones: “Es desgarrador que películas como estas no se estrenen en cine. Mi gran esperanza es que podamos tenerla en cines el mayor tiempo posible. Con suerte, eso sentará un precedente para más películas“.

Un legado de innovación práctica

El compromiso de del Toro con los efectos prácticos no es nuevo. Su residencia, conocida como Bleak House, alberga una impresionante colección de figuras, prótesis, modelos y objetos que alimentan su imaginación creativa.

Este amor por lo tangible se manifestó brillantemente en ‘Pinocho de Guillermo del Toro’, realizado en stop-motion, y en sus primeros trabajos como ‘Hellboy’, donde Ron Perlman se transformaba mediante extensas prótesis y maquillaje artesanal.

Sus proyectos más ambiciosos en términos de artesanía fueron las extraordinarias criaturas de ‘El laberinto del Fauno’, todas interpretadas por Doug Jones y animadas mediante sistemas animatrónicos que dotaban de expresividad a las partes faciales. Posteriormente, en ‘La forma del agua’, volvió a colaborar con Jones para crear el hombre anfibio, una creación que prescindió completamente del CGI a favor de un traje prostésico de extraordinario detalle.