Disney apuesta por secuelas y remakes en su estrategia empresarial

Disney ha construido un imperio a lo largo de décadas basado en la creación de historias originales, personajes entrañables y un legado cultural que ha impactado a millones de personas. Sin embargo, en los últimos años, la compañía parece haber encontrado una fórmula que le resulta más que efectiva: secuelas y remakes de sus títulos más icónicos. Películas como Mufasa: El Rey León (2024) son solo un ejemplo más de esta tendencia que ha levantado opiniones divididas entre críticos y fans. Pero, ¿es esta estrategia la clave del éxito a largo plazo, o está Disney jugando sobre seguro a expensas de la creatividad?

El éxito de los remakes en imagen real

Disney comenzó a experimentar con remakes en imagen real de sus clásicos de animación en los años 90, pero fue en la última década cuando realmente ha intensificado esta estrategia. Desde La Bella y la Bestia (2017) hasta Aladdin (2019) y El Rey León (2019), la compañía ha conseguido llenar las salas de cine con estas adaptaciones. Aunque no todos estos remakes han sido recibidos con el mismo entusiasmo crítico, lo que resulta innegable es su éxito en taquilla.

El caso del live action de Mulan (2020) fue una excepción, ya que su lanzamiento coincidió con la pandemia de COVID-19, lo que afectó significativamente su rendimiento. Sin embargo, salvo esta desafortunada coincidencia, la mayoría de los remakes de Disney en imagen real han sido éxitos comerciales. El público, en general, parece estar dispuesto a pagar por ver nuevas versiones de las historias que conocen y aman, incluso si estas adaptaciones no siempre traen algo innovador.

¿Una fórmula segura pero efectiva?

El éxito financiero de estos remakes plantea una pregunta importante: ¿Disney está sacrificando la calidad y la innovación a favor de la seguridad comercial? La respuesta no es sencilla. En gran parte, Disney ha encontrado una forma de equilibrar la nostalgia y la familiaridad con un nuevo empaque visual. Esto es lo que ocurre con películas como Aladdin o El Rey León, que básicamente recrean los clásicos cuadro por cuadro, pero con un toque moderno. Este enfoque minimiza los riesgos y garantiza una base de audiencia preexistente.

Además, en algunos casos, Disney ha optado por dar un giro diferente a sus historias clásicas, como fue el caso de Maléfica (2014), donde se ofreció una versión más compleja y oscura del villano de La Bella Durmiente. Este enfoque demuestra que, aunque la compañía sigue explotando propiedades intelectuales ya establecidas, hay margen para la reinterpretación y el enriquecimiento de sus historias.

Secuelas directas al mercado doméstico y su impacto en Disney+

Otra parte de la estrategia de Disney que ha sido clave en los últimos años es la producción de secuelas destinadas al mercado doméstico. Durante los años 90 y principios de los 2000, la compañía lanzó una serie de secuelas directas a video, como El retorno de Jafar (1994), El Rey León 2: El tesoro de Simba (1998) y La sirenita 2: Regreso al mar (2000). Aunque estas películas no recibieron la misma atención ni éxito que sus predecesoras, ofrecían una expansión de los universos que los fans ya conocían.

Con la llegada de la plataforma Disney+ en 2019, esta tendencia ha tomado una nueva forma. Disney ahora utiliza su plataforma de streaming para lanzar remakes y secuelas que quizás no justificarían un estreno en cines, pero que son perfectas para atraer suscripciones. Peter Pan & Wendy (2023) es un claro ejemplo de este nuevo enfoque. Al destinar estos títulos a Disney+, la compañía asegura un flujo constante de contenido exclusivo, mientras mantiene su oferta en los cines reservada para producciones de mayor escala como Mufasa: El Rey León.

Disney+
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La saturación de la nostalgia

Aunque Disney ha demostrado que su fórmula de remakes y secuelas es rentable, existe una creciente preocupación entre críticos y cinéfilos sobre el riesgo de saturar al público. A medida que la compañía sigue anunciando más y más títulos basados en sus clásicos, la repetición y falta de ideas originales podría llegar a cansar a la audiencia. Próximos proyectos como la secuela de El libro de la selva (2016) o el remake de Bambi (1942) son solo algunos ejemplos de lo que parece ser una larga lista de revisiones nostálgicas.

El peligro aquí no solo radica en que el público pueda perder interés, sino también en que la saturación de estos títulos limite el espacio para nuevas ideas. La crítica más fuerte hacia esta estrategia es que Disney, al enfocarse en revisitar el pasado, podría estar descuidando la creación de nuevas propiedades intelectuales que podrían convertirse en los clásicos del futuro.

¿Qué hay del futuro de las historias originales?

Si bien es cierto que Disney sigue apostando por nuevas franquicias y películas originales, estas producciones a menudo quedan eclipsadas por los gigantes nostálgicos. Películas como Tomorrowland: El mundo del mañana (2015) o Un pliegue en el tiempo (2018) no lograron captar la atención del público como se esperaba, lo que puede haber llevado a Disney a replegarse hacia territorios más seguros.

Sin embargo, cuando Disney se arriesga con ideas originales y estas tienen éxito, el impacto es profundo. Franchicias como Frozen o Moana han demostrado que la compañía todavía tiene la capacidad de crear historias nuevas que resuenan con audiencias globales. Con Frozen II (2019) consolidando su éxito y Moana 2 en camino, parece que Disney ha encontrado un nuevo equilibrio entre explorar nuevos horizontes y seguir capitalizando su legado.

¿Cuál es el futuro de Disney?

El calendario de estrenos de Disney para los próximos años está repleto de remakes, secuelas y adaptaciones de sus atracciones de parques temáticos. Aunque esta tendencia podría parecer un signo de agotamiento creativo, lo cierto es que, mientras estas producciones sigan siendo rentables, Disney tiene pocas razones para cambiar de rumbo. El desafío será encontrar un equilibrio entre satisfacer la demanda de nostalgia del público y continuar innovando con nuevas historias.

La apuesta de Disney por secuelas y remakes no es un error, al menos desde una perspectiva financiera. La compañía está cubriendo una demanda real y ha educado a su audiencia para esperar y disfrutar de estas revisiones de sus clásicos. Sin embargo, si bien la nostalgia es poderosa, también tiene un límite. Solo el tiempo dirá si Disney podrá evitar que esta burbuja explote y si podrá mantener su liderazgo en el entretenimiento global sin sacrificar su capacidad para contar nuevas historias.

Redactor de ActualTV especializado en televisión y redes sociales. Me gusta la comunicación, el mundo audiovisual y el marketing digital. He trabajado como responsable de prensa en diferentes empresas del mundo del entretenimiento y ahora vivo la profesión desde el otro lado.

José Luis Labreda

Redactor de ActualTV especializado en televisión y redes sociales. Me gusta la comunicación, el mundo audiovisual y el marketing digital. He trabajado como responsable de prensa en diferentes empresas del mundo del entretenimiento y ahora vivo la profesión desde el otro lado.